La tradición general sobre su
nombre es la de la edición de Ptolomeo de K. Müller, que da
Nemantourista, seguido casi sin excepción por todos los autores que
han tratado de las fuentes vasconas (Tovar, 1989: C‑511; Peréx, 1986:
180, etc.). Otras variantes de él dan Meniaturissa (mapa en color
de Nicolaus Germanus, de 1470), Memanturissa (así en el de la
edición de Ptolomeo de Florencia, de entre 1546 y 1548). En la
cartografía de la Hispania antigua de A. Ortelius, de 1586, se
escribe Nemanturissa, y Memiaturissa en el mapa del códice
de la Universidad de Valencia. Namanturisa la llama Cortés y
López (1835: 238 con n. 6), defendiendo su traducción como «Sofuentes».
Como puede verse, una muy notable variedad, lo que certifica una mala
transmisión del topónimo. Pero he encontrado una séptima versión en la
antigua edición filológica de Sebastián Münster de 1540 (1966: 15) como
Nementurissa, que me parece la más razonable de todas. Porque
como conocemos el nombre de uno de los dos elementos, E/Iturissa
(cf. supra), posiblemente el nombre original, maltratado por los
copistas, fuera Nemeturissa.
En su composición parece aludirse a una zona boscosa.
J. Traggia la supuso en Bidaurre u Olaz. Cortés, ya se ha dicho, en
Sofuentes. Müller en Siresa (scil., Hecho, HU., por CIL II, 4911,
que sólo se conserva en Siresa pero no procede de allí) y A. Balil y J.M.
Blázquez en Sos del Rey, Z.; Mª J. Peréx (1986: 180, n. 3), con dudas,
al oeste de Jaca de Huesca.
Oteiza de la Solana.
De hecho, en el citado mapa
de la edición florentina aparece, casi en fila, la serie Iturissa,
Bituris, Andelus, Memanturissa, aunque colocadas
todas al N de Jaca de Huesca. Sabiendo la situación real de una de
ellas, Andelus, y que puede no ser cierta la ecuación Jaca=Iákka,
es posible llegar por otro camino a la misma conclusión que he propuesto
antes. Y si está al SO de Bitourís, según lo dicho más arriba,
esto me lleva a pensar su ubicación en Oteiza-San Tirso, y en buena
parte por los cuatro miliarios hallados en la zona (Lostal Pros, 1992:
núms. 86, 223, 224 y, relacionado, el nº 222, de Andión). Allí, adosado
a la ermita de San Tirso, se conservaba reaprovechado parte de uno.
Su epígrafe se refiere a Adriano, al cual se atribuye la creación de
esta vía transversal o su conversión en vía empedrada.
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Miliarios junto a
la ermita de San Tirso. f |
En este caso, aparte de la
existencia de los miliarios y de los indicios de construcciones (de «villa
o pequeña población») que cerca de la ermita vio Jimeno Jurío, me lleva
a proponer la ubicación de Nemeturissa, zona boscosa, en o cerca
de Oteiza, el hecho de que ésta sea actualmente reserva de bosque mixto
hacia el Este (bosques de Artajona‑Añorbe: Mensúa Fernández, 1960, 70
con gráfico 23). Y también hacia el Oeste: En los mapas del Reino de
Navarra de G. Blaeu de 1635 y en el del cartógrafo holandés F. de Wit de
1680 se recoge aún, al SO de Estella y NO de Oteiza (más o menos hacia
Montejurra e Irache), una masa boscosa y verde lo suficientemente
importante, identificada como «Bosque del Condestable». Y también al SO
de Oteiza, a menos de 7 Km, se ha conservado en su término hasta hoy al
menos el encinar del Señorío de Baigorri. Así, en la zona de Oteiza,
además de la correcta ubicación con respecto a Andelo y de la
presencia de varios miliarios, se constata la antigua existencia de un
németon, fuera Montejurra‑Irache o un gran encinar. Y, por
último, me parece que quizá ayude aquí la hagionimia: Porque es posible
que se conserve el nombre de la ciudad en el santo al que está
consagrada la zona, San Tirso (¿de un «turisso‑tyr-so»?),
fenómeno relativamente común en España. De hecho, el paralelo aducible
más próximo, en todos los sentidos, sería «Nuestra Señora de Andión», es
decir, de Andelo, en las vecinas ruinas de aquella ciudad
estipendiaria.
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A. Tovar
ya apuntó que Neman-turista debía ser «un híbrido entre el
nemeton celta y el vasco iturisa», pero no llegó a proponer
un topónimo más correcto. Podría quizá valorarse por los filólogos la
coincidencia en la sílaba ‑etu para explicar la síncopa (nemetu/ eturissa).
Se
trata del mismo radical de nemeton/nemus, bosque, entre los
romanos no necesariamente sagrado; el irl. nemed sí presupone la
santidad del lugar. Cf. la divinidad hispano‑céltica Nemedus,
Nemedus Augustus en Pedraza, SG. (Mar-co, 1993).
J.
Arce lo publicó en 1974 como inédito. En realidad, había sido visto y
noticiado a medias, debido a la dificultad de su colocación, por J. M.
Jimeno Jurío ocho años antes, en 1966 (Jimeno Jurío, 1966: 31l).
Puede
recordarse aún que existe una ceca monetal del grupo navarro, poco
representada y de sede desconocida, con leyenda Tirsos.
Recientemente se hallaron dos ases más, con jinete portador, no de palma
como se pensaba (MLH I, 1975: A.45), sino de espada, como es más
común en las cecas navarras, junto con un pequeño bronce escrito, en la
localidad de Aranguren/ Zolina, unos 9 km al SE de Pamplona, cf.
Beltrán‑Velaza 1993: 89 y fig. 3.
No
debe descartarse, por último, la posibilidad de la inmediata Artajona,
también con un miliario (Bañales Leoz, 1992: 183‑194) y, recordamos, con
reservas boscosas incluso hoy notables. En el mapa citado de Blaeu
figura otro bosque, menor que el del Condestable, entre Miranda de Arga
y Olite, aproximadamente donde hoy se señala el lugar de «Moncayuelo».
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